miércoles, 18 de noviembre de 2009

Sol en la estepa



"Yo no tengo una personalidad; yo soy un cocktail, un conglomerado, una manifestación de personalidades.
En mí, la personalidad es una especie de furunculosis anímica en estado crónico de erupción; no pasa media hora sin que me nazca una nueva personalidad.
Desde que estoy conmigo mismo, es tal la aglomeración de las que me rodean, que mi casa parece el consultorio de una quiromántica de moda. Hay personalidades en todas partes: en el vestíbulo, en el corredor, en la cocina, hasta en el W. C.
¡Imposible lograr un momento de tregua, de descanso! ¡Imposible saber cuál es la verdadera! Aunque me veo forzado a convivir en la promiscuidad más absoluta con todas ellas, no me convenzo de que me pertenezcan. ¿Qué clase de contacto pueden tener conmigo —me pregunto— todas estas personalidades inconfesables, que harían ruborizar a un carnicero? ¿Habré de permitir que se me identifique, por ejemplo, con este pederasta marchito que no tuvo ni el coraje de realizarse, o con este cretinoide cuya sonrisa es capaz de congelar una locomotora? El hecho de que se hospeden en mi cuerpo es suficiente, sin embargo, para enfermarse de indignación. Ya que no puedo ignorar su existencia, quisiera obligarlas a que se oculten en los repliegues más profundos de mi cerebro. Pero son de una petulancia... de un egoísmo... de una falta de tacto... Hasta las personalidades más insignificantes se dan unos aires de trasatlántico. Todas, sin ninguna clase de excepción, se consideran con derecho a manifestar un desprecio olímpico por las otras, y naturalmente, hay peleas, conflictos de toda especie, discusiones que no terminan nunca. En vez de contemporizar, ya que tienen que vivir juntas, ¡pues no señor!, cada una pretende imponer su voluntad, sin tomar en cuenta las opiniones y los gustos de las demás. Si alguna tiene una ocurrencia, que me hace reír a carcajadas, en el acto sale cualquier otra, proponiéndome un paseíto al cementerio. Ni bien aquélla desea que me acueste con todas las mujeres de la ciudad, ésta se empeña en demostrarme las ventajas de la abstinencia, y mientras una abusa de la noche y no me deja dormir hasta la madrugada, la otra me despierta con el amanecer y exige que me levante junto con las gallinas. Mi vida resulta así una preñez de posibilidades que no se realizan nunca, una explosión de fuerzas encontradas que se entrechocan y se destruyen mutuamente. El hecho de tomar la menor determinación me cuesta un tal cúmulo de dificultades, antes de cometer el acto más insignificante necesito poner tantas personalidades de acuerdo, que prefiero renunciar a cualquier cosa y esperar que se extenúen discutiendo lo que han de hacer con mi persona, para tener, al menos, la satisfacción de mandarlas a todas juntas a la mierda."

Espantapájaros, Oliverio Girondo

No iba a poner una cita originalmente, de hecho, hubo una primera publicación con otras palabras. No concuerda quizás con la imagen, ni con la canción, pero tuve la irreparable necesidad de dejar esto hoy aquí.

6 comentarios:

  1. Irreparable necesidad y al carajo con las personalidades y lo que deberia ser, muy bien.
    Por otro lado, los hermanos y las facetas de la personalidad combinan muy bien.

    Y si Oliverio, te comprendo.

    ResponderEliminar
  2. Que buen texto Juli! muy esquizo!!!!

    La foto tambien me gusta mucho!
    si bien decis que no hay relación entre texto e imagen, los dos nenes, vestiditos iguales, podrian ser la alegoria de dos personalidades bajo una misma piel!

    ResponderEliminar
  3. Por qué hay madres que son tan madres de ponerle la misma ropita a sus hijos? Nunca entenderé... Lo que sí comprendo es lo que dice el loco de Oliverio.
    Éste vendría a ser el único Espantapájaros que en vez de ahuyentar, suma adeptos. ¿Quién quiere una sola personalidad? Dios los cría, y Luces de Escena los amontona. Gracias por el espacio.

    Por cierto, disparaste en el momento preciso. La foto me encanta (aunque contenga niños). Bravo, Jul!

    ResponderEliminar
  4. Muy buena la exprecion de interes en los niños son tan abocados cuando algo les llama la atencion asi como los artistas nosotros july!!!
    jajaja
    Y en cuanto al texto me facino y el final me dejo boquiabierto, todos tenemos muchas personalidades lo bueno es reconocerlas y manejarlas a piachere no?

    CleTuS...

    ResponderEliminar
  5. El texto me hizo pesar en tantas cosas, y somos tantos aca adentro..con tantos puntos de vista diferentes.. ahora tengo una reunion de consorcio en el marote, sin presidente ni encargado, pero con todas las viejas de PB hablando al mismo tiempo.

    ResponderEliminar
  6. Este pasaje girondino siempre me recuerda a Juan de Mairena, uno de los alteregos que cultivaba Machado. Por ahi dice: "Yo os pido un poco de amistad y ese mínimo de respeto que hace posible la convivencia entre personas por algún tiempo. Pero no me toméis demasiado en serio. Pensad que no siempre estoy seguro de lo que os digo y que, auqneu pretenda educaros, no creo que mi educación esté mucho má avanzada que la vuestra. No es fáci quepueda yo enseñaros a hablar ni a escribir , ni apensar correctamente, porque yo soy la incorrección misma, un alma siempre en borrador, llena de tachones, de vacilaciones y de arrepentimientos. Llevo conmigo un diablo, no el diablo de Sócrates, sino un diablejo que me tacha a veces lo que escribo, para escribir encima lo contrario de lo tachado; que a veces habla por mi y otras yo por él, cuando no hablamos los dos a la par para decir cosas distintas. ¡Un verdadero lío! Para los tiempos que vienen, no soy yo el maestro que debeis elegir, porque de mi sólo aprenderéis lo que tal vez os convenga ignorar toda la vida: a desconfiar de vosotros mismos."
    Qué linda la imagen de los hermanos.

    ResponderEliminar